La palabra del Señor vino a mí:
«Antes de formarte en el vientre,
ya te había elegido;
antes de que nacieras,
ya te había apartado;
te había nombrado profeta para las naciones.»
ya te había elegido;
antes de que nacieras,
ya te había apartado;
te había nombrado profeta para las naciones.»
Dios ha hablado a nuestras vidas, se ha manifestado a cada uno de nosotros de maneras únicas y diferentes, permitiéndonos conocerlo como nuestro creador, el creador de los cielos y de la tierra, el único y verdadero Dios, eterno, Todopoderoso, todo amor, que nunca cambia, nuestro padre.
Dios nos revela que como un ser perfecto que no deja de ser jamás, nos ha conocido a cada uno de nosotros de forma personal y perfecta. El nos conoce, nos ama, nos cuida y se ocupa de nosotros muchísimo mas de lo que nosotros mismos podríamos, con todos nuestros esfuerzos, llegar a hacerlo.
Nos escogió a cada uno de nosotros para ser sus Hijos por medio del sacrificio de Jesús en la cruz del calvario. Un sacrificio único y perfecto que ninguno de nosotros nunca, jamás y de ningún modo podríamos haber pagado sino con nuestra propia muerte, pero El en su amor y justicia perfectos e infinitos lo hizo por nosotros para que podamos estar a su lado disfrutándolo por la eternidad.
Lo único que nosotros debemos hacer es libre y voluntariamente aceptar este sacrificio, esta escandalosa gracia que hace de nosotros personas dignas de Dios.
Es un privilegio para cada uno de nosotros saber que un ser tan grande se ha ocupado de nuestras vidas y ha decidido amarnos tal cual somos, a pesar de la maldad que llevamos dentro, es algo emocionante saber que nos ha nombrado su propiedad, sus hijos, sus voceros, esta es la razón de nuestro nombre.
No es una mentira ni una falacia, es la verdad, es real y tremendamente poderoso. Mas adelante expondré cada una de las razones que me llevo a estas conclusiones y que hoy me hacen llamarme cristiano; lo único que pido a cada lector es que medite en esto, que cada una de mis entradas lo lleve a decidir entregar por completo su vida al autor de la salvación, Jesucristo.
